divendres, 24 d’agost del 2018

Días 12 a 15. El Camino Inca

Miércoles, 15 de Agosto de 2018.

Nos despertamos a las 4:30 de la mañana, todavía débiles por el ataque de diarrea del día anterior, porque Cristian, nuestro guía para el camino, nos viene a buscar a las 05:15.

Carlos ya está despierto y, como todos los últimos días se preocupa por nosotros. Nos ha ido a buscar pan recién hecho (que mordisqueamos con cuidado y guardamos el resto por si después nos entra hambre) y nos recomienda tomar manzanilla para intentar mantener la "barriga a ralla".

Guardamos las mochilas grandes en el almacén del hostal y Cristian llega a la hora acordada. Recogemos a Alejandro, el que será nuestro cocinero y nos dirigimos a Ollantaytambo por la misma carretera que recorrimos ayer con Nicolás. Tras 3h largas, llegamos y nos dejan en la plaza de armas mientras Cristian se va a hacer papeleo y esperamos al resto del equipo. Aprovechamos para tomar una garrafa de té de muña (en el bar donde nos sentamos lo sirven en unas tazas enormes) y comprar unos bastones (2 cada uno, como nos recomendó Cristian) de caminar de madera (con unos agarradores de colores).


Al cabo de un rato vemos que vuelven Cristian y Alejandro...y 5 porteadores más!!! Nos quedamos flipando con la cantidad de gente que van a ayudarnos en esta experiencia. Una vez todos a bordo, salimos hacia Piscacucho, el Km. 82 de la carretara a Machu Picchu y dónde empieza el Camino Inca. (Por cierto, el Camino Inca se llama Capac Ñan en Quechua y en su máximo esplendor unía todo el Tawantinsuyo, el Imperio Inca, desde el sur de Colombia hasta el centro de Chile).

Descargan la furgoneta y nos preparamos: lavabo, estiramientos, crema de sol, gafas, etc... cargamos mochilas y a las 10:00... Empezamos el Camino Inca!!!







Lo primero que hacemos es cruzar las vías del tren que une Cuzco, Ollantaytambo, Aguas Calientes e "Hidroeléctrica", el transporte que usaremos para volver a Cuzco una vez hayamos acabado el trek. Lo siguiente es pasar un puente colgante sobre el río Vilcanota, afluente del Urumbara que a su vez lo es del Amazonas (de hecho uno de los orígenes del gran río es una fuente que nace en una de estas montañas).

El camino del primer día fue relativamente plano, con algunas subidas y bajadas que después vimos/supimos eran suaves. Por el camino vimos desde arriba el yacimiento arqueológico de Llactapata (en Quechua significa: tierra de terrazas), en la confluencia de los ríos Cusichaca y Urubamba (que en su parte más alta se llama Vilcanota), y donde Cristian nos explicó lo básico para diferenciar los usos de cada tipo de construcciones: habitaciones para uso "urbano", gradas o terrazas para uso agrícola y zonas de construcción más fina (sin mortero entre las piedras) para usos religiosos y militares. Además nos enseñó que las zonas religiosas tenían un "usnu" o explanada y una waka, o piedra sagrada.








En total hicimos algo más de 7 Km en unas 5 h, parando sobre las 13:00-13:30 para comer. Al hacer esta parada tuvimos una de las sorpresas: nosotros esperábamos unos bocadillos al lado del camino, pero nos encontramos una especie de zona de acampada (con baños y todo, por cierto, acordaros de llevaros monedas de 1 sol, que es lo que cuesta usar los baños en la mayoría de paradas) y nos habían preparado una carpa con mesa y sillas de camping y todo!! Y la comida!! De entrante un plato de palta (aguacate) con un nacho casero, sopa de verduras (calentita y entraba de muerte) y de principal un pescado frito con arroz y tawni (una pasta de un tipo de habichuela, típico de Cuzco).... Comimos tan bien que necesitamos unos 20 minutos de sobremesa para digerir todo.



Para acabar el primer día caminamos un par de horas y media más, llegando al primer campamento (Hatunchaca) sobre las 16:00. Allí descansamos hasta las 18:00 (incluyendo el lujo de tomarnos una "cusqueña" mientras veíamos pasar al resto de gente que hacía el camino), cuando cenamos y a las 19:00 nos metimos en las tiendas a dormir. La cena fue en una especie de cobertizo, dónde dormirían los porteadores, y también fue de lujo. De pica-pica: Palomitas!!!Otra sopa de verduras (que también entraba de lujo) y pollo estofado con arroz. Y de postre una especie de gelatina caliente de durazno (melocotón). A las 20:00 a dormir princesa!!






Este primer campamento estaba en la zona de Wayllabamba y cada zona de camping la "cuida" una familia. Nuestra zona de campamento tenía el símbolo del colibrí y  la compartimos con una sola tienda de otro grupo, y resulta que la familia que estaba en ella había completado el primer día, pero tenían algunos problemas de salud y tendrían que volverse al día siguiente.

Cosas curiosas: 1) cuando llegamos a nuestra zona de campamento, ya estaba ocupada!! Pero resulta que era el otro equipo el que se había equivocado, y tuvieron que desmontar a toda prisa para volver a montar su campamento en la zona correcta. 2) La zona donde estábamos, tenía un gato/a, un perro y un gallo negros. 3) También tenían a otra gatita tricolor, monísima y falta de cariño que en cuanto le hicimos cuatro carantoñas no se se quiso separar de nosotros, la habría metido en la mochila!! y 4) en la casa había un niño de 1 año y algunos meses, Elyam, que le pidió a su madre que quería conocernos. Era encantador!! con su gorro de spider-man y sus churretes!!




Jueves, 16 de Agosto de 2018.

Nos levantamos a las 06:00. El segundo día empezaba con la "amenaza" de que iba a ser el día más duro. Cristian ya nos había avisado que casi todo el día de hoy sería subida, hasta que llegar al "abra", el paso de montaña, del Warmiwañusca (que en Quechua significa, "donde caen las mujeres") a 4.200 metros de altura. Como en todo este viaje, nuestro día empezó en cuanto salió el sol, con la idea de aprovechar al máximo la luz solar y evitar llegar muy tarde al segundo campamento. Desayunamos unos creppes con un poco de dulce de leche y unas tostadas con pan campesino, y de beber, té de muña, para asegurarnos que no tendríamos problemas intestinales. Antes de salir, Cristian nos recomendó no parar antes de llegar a la cima, por lo que decidimos comer más tarde, directamente cuando llegásemos al segundo campamento y, sin duda, fue una sabia decisión.




Lo siguiente fueron 6-7 horas de subida constante (salimos a las 07:00 e hicimos cima a las 13:45), por rampas y "gradas" (escalones) de piedra, cada vez más y más empinados. Por el camino fuimos haciendo pequeños descansos y comiendo los snacks que nos habían preparado: un durazno (melocotón), 2 caramelos y una barrita de galleta con chocolate. Todo fue más o menos bien, con Jordi abriendo la marcha y Cristian super-pendiente de nosotros todo el rato. Hasta que llegamos a los últimos 150 metros, con el abra ya a la vista y me dio una pájara enorme. Por suerte Cristian se dio cuenta enseguida y me hizo oler 3 veces el "agua florida" que llevaba. (Es una mezcla de alcohol medicinal y varias hierbas y al olerlo se te pasa bastante el "mal de altura"). Con eso conseguimos alcanzar la cima del abra, dónde montamos nuestras apachetas (pilas de piedras) como muestra de respeto a los apus y para darles las gracias por habernos permitido la ascensión. La verdad es que tenemos que agradecerle gran parte de la gesta al guía, que no sólo nos ha permitido ir a nuestro ritmo si no que nos ha cuidado un montón, nos ha dado ánimos durante todo el camino e incluso nos iba escribiendo mensajes con los bastones.
















La bajada fue mucho más fácil y entre la disminución de altura y el subidón que aún llevaba del agua florida, me puse en cabeza para la bajada. Una hora y media más tarde, ya estábamos en el segundo campamento. Como en el anterior, este campamento también estaba en un valle entre montañas, en este caso el valle de Pacaymayo. Pero a diferencia del primero, en el que cada familia cuidaba de una parcela, en este había bastantes parcelas relativamente cercas y algunos edificios de baños para uso común (claramente insuficientes pues estaban construyendo bastantes más). 






Nada más llegar, los porteadores nos ofrecieron chicha morada, que rápidamente bebimos y nos prepararon otra de sus contundentes, deliciosas y tan necesarias comidas después del tute de todo el día. Después de la comida (casi merienda): espinaca con camote (boniato) frito, sopa de verduras (con picada de rocoto) y lomo saltado (con cebolla, tomate y papas) con quinoa salteada con zanahoria y ensalada de pepino con tomate (y sabían a lo que tenían que saber), descansamos un rato, charlamos y a las 18:30-19:00 cenamos (algo parecido a los otros días: caldo con picada de rocoto y un plato combinado con pasta de lazos, una salsa de queso, verduras salteadas y algo de pechuga de pollo a la plancha). Mañana había que seguir y había que recuperarse!!



Pero se nos olvidaba algo!! Cristian y los porteadores, al acabar la cena nos invitaron a participar en un "tapado". Una ofrenda a los Apus (los dioses de las montañas). Nos enseñaron que la ofrenda estaba formada por un hatillo con dulces, tabaco, hojas de coca, conchas, plumas y otros detalles. Cada uno añadió algo personal y cuando lo tuvimos todo colocado en hueco en el suelo (la tierra, la Pachamama) añadimos nuestros quintus (tres hojas de coca en forma de "tridente" y los ofrecimos mientras pedíamos 3 deseos, uno por cada hoja (pero tenían que ser deseos no materiales, porque aunque esos también se conceden, siempre son a costa de un elevado precio, la Pachamama reclama más sacrificios). Finalmente lo regamos todo con vino y lo tapamos bien mientras ellos daban las gracias a la Pachamama y los Apus por habernos dejado hacer el viaje y por que acabase bien.




La verdad es que fue un momento muy emotivo y les agradecimos mucho que nos dejasen compartir esta experiencia con ellos.


Viernes, 17 de Agosto de 2018.

El tercer día nos despertamos con bastante frío. Edurne, incluso con el saco de dormir nuevo, la ropa térmica, ropa extra y una manta que le dejó Cristian pasó mucho frío y le costó bastante dormirse. Nos abrigamos y salimos para desayunar. Tras eso, nos dispusimos a iniciar el tercer día de trek.





Para ahorraros detalles innecesarios sólo comentar que este tercer día fue 1) el que más km hicimos del tirón, 11,5 Km aproximadamente, 2) combinamos subidas y bajadas, pero en general aunque más largo fue más "fácil" que el segundo (anque el cansancio acumulado se notaba) y 3) fue el día que más paisajes, restos arqueológicos y curiosidades vimos. Como la cocha (laguna) Yanacocha en uno de los pasos.


















Los centros arqueológicos que vimos por el camino fueron Runkurakay, Phuyupatamarca, Sayaqmarca, e Intipata. Todos eran similares, colocados en la cima, justo al borde de un valle, de difícil acceso y con muchas terrazas agrícolas.























Una cosa que si que molestó bastante durante todo este tercer día fueron una especie de moscas que se nos arremolinaban cada vez que nos parábamos a descansar. 

La llegada, justo tras visitar Intipata, fue al valle de Wiñiwayna, el campamento más grande de los 3 y ya con vistas del pueblo de Aguas Calientes e Hidroeléctrica (las montañas alrededor de Machu Pichu tienen 2 centrales hidroeléctricas muy potentes y que dan energía toda la región, incluída la capital, Cuzco).




Cansados de los 3 días, y habiendo llegado algo más tarde de lo que Cristian pretendía (al final tuvimos que bajar un poco el ritmo) se nos juntaron un poco la comida (volvimos a no parar para comer en todo el día, comiendo solo algunos snacks) con la cena. Tras la última comida, nos despedimos de los porteadores, ya que nosotros teníamos que madrugar mucho y ellos, en cuánto nos fuéramos, irían a coger el tren para volver a Cuzco y Lamay (el pueblo de dónde eran la mayoría).

Aps!! Casi se me olvida!! Jordi y yo fuimos los únicos valientes que nos duchamos (para intentar llegar al Machu PIchu algo más presentables) en unas duchas muy nuevas... pero con agua directamente de los manantiales de las montañas!! Que frío!! Pero lo hicimos!!! (Cristian solo se "remojó" los pies :) )


Sábado, 18 de Agosto de 2018

También conocido como el día más largo...

Nos despertamos a la 2:30!!! con todo preparado porque teníamos que llegar al punto de control de los primeros. Nos tomamos un té rápido y como ya estábamos medio vestidos, solo tuvimos que meter los sacos en las mochilas, ir al lavabo y listos, los porteadores, tan majos como siempre, nos dieron unos bocadillos para desayunar más tarde. 

Fuimos el segundo grupo en llegar al puesto de control, pero porque el primero hizo trampas y llegaron sin haber desayunado ni nada, de hecho en cuanto llegaron, dejaron las mochilas y fueron, en turnos, al lavabo e incluso les trajeron el desayuno al punto de control!!

Total que de 3 de la mañana hasta las 5:30, cuando abren el puesto de control... esperamos!! Tengo que reconocer que  la última hora se hizo eterna, pero en cuanto abrieron... parecían las rebajas!! Nos pusimos a caminar a un ritmo endiablado y aún así algunos nos pasaban... En teoría todo porque querían ver amanecer en el Intipunku (la puerta del sol), pero a las 5:30 ya clareaba bastante...

Total que nosotros después de 45-60 minutos le pedimos a Cristian que bajáramos el ritmo porque íbamos con la lengua fuera y con ese ritmo no conseguíamos disfrutar del camino. Caminamos más tranquilos y disfrutamos del último par de horas del Camino propiamente dicho, incluyendo unas escaleras en espiral y las famosas 50 gradas sagradas, los últimos 50 escalones que te llevaban al Intipunku y que son casi completamente verticales (hay que usar manos y pies para subir según que trozos).

Y después de todo... Intipunku y Machu Pichu!!!!!









Tuvimos suerte porque 1) aunque ya había amanecido todavía no asomaba el sol por encima de las montañas y pudimos ver como el sol iba iluminando el Machu Pichu y 2) LLegamos antes que el grupito de 30-40 estudiantes que habían hecho todo el camino con nosotros (y que daban mucha rabia porque tenían MUCHA energía y no sólo caminaban sin resollar y con mochilas más gordas que las nuestras, si ni que encima tenían ganas de juerga por la noche... indignante!!!)

Por fin pudimos sacar todo lo que llevábamos dentro!! Lo habíamos conseguido!! Camino Inca y vista del Machu Pichu, conseguidos!!!  



Después de disfrutar de las vistas, fuimos bajando, aprovechando para hacernos fotos, salimos del recinto, dejamos las mochilas (hay un hotel, el Belmond, que ha tenido que untar a mucha gente porque no sólo le han dejado tener un hotel justo al pie del Machu Pichu a 1.000 $ la noche, si no que dan el servicio de baños (2 soles) y de guardarropa (5 soles por mochila) a TODOS los que visitan el Machu Pichu). Pero bueno, había que pasar por el aro (no se puede visiar el yacimiento con mochilas y palos) y lo hicimos. Volvimos a ingresar y visitamos todo el yacimiento: Terrazas, habitaciones, la casa del Inca, el templo del sol, del cóndor, del jaguar y la serpiente, el reloj de sol y el templo de los espejos, la waka (con la forma de las montañas de enfrente), etc. etc.





















Y Cristian nos explicó todo, como usaban los "espejos" (unos recipientes de piedra excavados en el suelo) para revisar las constelaciones, como el templo del sol tenía 2 ventanas, una que cuadraba con el solsticio de Invierno (junio) y otra con el de verano (diciembre) y como el de invierno cuadraba justo con la salida del sol por el Intipunku. Como el jaguar simbolizaba el mundo terrenal, la serpiente el de los muertos y el cóndor el de los dioses, etc. etc.










Parecía mentira, pero madrugamos tanto que a las 12:30 o así ya habíamos acabado. Hicimos la cola en los autobuses para bajar y sobre las 13:00 ya estábamos en Aguas Calientes.

Aguas Calientes es como Lloret, pero en Andino. Estaba todo lleno de restaurantes turísticos, centros de masaje, karaokes y alojamientos de distintos tipos. Por suerte íbamos con Cristian.

Lo primero que hicimos fue ir a la estación a intentar cambiar los billetes, porque los teníamos para las 19:00 de la tarde!! (Los de la agencia pajarearon un poco y aunque habíamos reservado antes de diciembre, no compraron los billetes de tren hasta finales de julio) Pero no hubo suerte, el Incarail solo hacia 4 salidas al día y estaban todas completas...

Cristian nos llevó hasta el mercado, donde en la segunda planta hay un montón de pequeños restaurantes y comimos un buen menú (sopa menestrón, resfresco de limón y milanesa de pollo) por 8 soles cada uno, muy recomendable!!



Tras eso, antes de despedirse de nosotros, Cristian nos llevó hasta un restaurante donde trabaja un amigo suyo y donde nos dejaron guardar las mochilas, ir al baño y conectarnos a la wi-fi tomando solo unas coca-colas. Nos despedimos de él y... 3 h de espera.





Algunas cosas curiosas: 1) el tren pasa por mitad del pueblo, sin ninguna protección. Es más, la gente usa las vías como una especie de autopista. 2) Hay otros trenes, peru-rail, que pasan más a menudo y parecen bastante "pijos" (con sillones, vagón bar y tal) pero todos los que vimos iban vacíos. 3) Hay algunos trenes, como el que cogió Cristian, que son solo para "nacionales", no te dejan subir si eres turista...



A las 18:00 nos fuimos hacia la estación, cenamos los bocadillos  que nos habían preparado los porteadores y esperamos el tren. Llegó a las 19:00, y directo a Ollantaytambo casi 2 h después. Allí había un montón de "taxis" esperando para hacer el último tramo a Cuzco. Tuvimos algo de mala suerte y nuestro transporte se "empanó" y fuimos de los últimos en salir. Otras 2 h y, por fin a las 23:00 llegábamos a Cuzco... Ducha, y al sobre!!!

2 comentaris:

  1. Creo que fue una muy buena elección hacer el camino inca!

    Que vistas, que trecking más chulo!
    Lástima que MachuPichu este parezca las Ramblas en pleno agosto.

    Ahora os tocará descansar un poco.

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  2. Ha estat espectacular, tot i el cansament!! arribar a la porta del sol abans de la sortida del sol amb el Machu Picchu als peus i veure com surt el sol estant allà... no té preu!!!

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