Día 5. Nazca

Miércoles, 08 de Agosto de 2018

Llegamos a Nazca la noche anterior, sobre las 23:00 de la noche. Y aunque al principio nos costó encontrarlo, finalmente llegamos al Ancalla Inn. Un hostal excelente regentado por Angela, la mejor anfitriona que hemos tenido hasta ahora.

Nada más llegar nos dio la habitación y nos explicó que llevaba una semana gestionándonos el vuelo sobre las líneas de Nazca. El problema es que las avionetas son bastante pequeñas y restringen bastante el peso, por lo que la mayoría de "aerolíneas" no nos aseguraban que volásemos juntos. Pero Ángela se puso en contacto con varias y al final parecía que MobilAir nos dejaba volar a los 3 juntos.

Nos fuimos a dormir y al despertarnos nos esperaba un copioso desayuno y algunas noticias. Los últimos días habían amanecido con niebla y habían tenido que cancelar todos los vuelos. Nos asustamos porque pensamos que no volaríamos, pero al final sólo tuvimos que esperar porque estaban dando prioridad a todos los que no habían podido volar el día anterior. Así que sabiendo que hasta las 12 no volaríamos y por recomendación de Ángela, nos fuimos a visitar el museo Antonini. Un museo privado, creado por el arqueólogo italiano que descubrió la pirámide Cahuachi. El museo fue muy interesante y pudimos ver una maqueta de las líneas, un acueducto nazca y ejemplos de los diferentes tipos de tumbas halladas en Chauchilla, un cementerio pre-incaico cerca de Nazca.

Volvimos al hostal y nos vino a buscar la furgoneta de MobilAir. Llegamos al aeropuerto de Nazca, y a esperar... Por suerte Roger (el que había estado en contacto con Ángela la última semana) nos recomendó que viésemos un "vuelo virtual" que proyectaban en una especie de tienda/iglú. Fue muy útil porque en el vuelo virtual te enseñan a encontrar y distinguir las distintas figuras de las líneas: la ballena, el astronauta, el colibrí, el perro, el cóndor, el mono, la araña, el árbol, el lagarto y las manos (al que nosotros rebautizamos como "el sectario" porque nos recordaba a una persona postrada con las manos hacia delante). Tras el vuelo virtual nos tocó volar sobre las 13:00... y el vuelo fue genial!! Apenas se movió, no nos mareamos (nos habíamos tomado todos unas biodraminas por si acaso) y conseguimos ver todas las figuras e incluso el "cerro blanco", la duna más alta del mundo de más de 3.000 metros de altura, en mitad de las montañas. Así que éxito total!!!

Nos llevaron de vuelta a la ciudad, y, de nuevo por recomendación de Ángela fuimos a un restaurante de "menús" en la Plaza de Armas, el "Costumbres". Ensaladilla rusa con remolacha (era toda púrpura) y varios segundos: ají de gallina, estofado de carne con verduras, etc.

Y después de hacer varios recados por el centro: sacar dinero, comprar ibuprofenos... cogimos un taxi y nos fuimos a hacer un pequeño tour por algunas de las localizaciones más interesantes de Nazca: los acueductos de Cantalloc, los petroglifos de "la aguja" y "el telar" (dónde se pueden admirar las lineas casi a tocar de la mano, se ve como se retira la capa de piedras volcánicas dejando al descubierto la tierra "yesera" de color claro de debajo) y los restos de "los Paredones", un antiguo centro administrativo inca y pre-inca, que controlaba la ruta comercial entre Arequipa y Lima.

Acabamos cuando el sol ya se escondía (pudimos ver la puesta desde el mirador de "el telar"), así que nos despedimos de Adam (resultó que a pesar de ser de Nazca también era la primera vez que visitaba todos estos sitios y nos acompañó en todos y nos iba haciendo preguntas) y nos fuimos a cenar. Nos despedimos de Ángela y fuimos a la estación a coger el "Cruz del Sur" nocturno hacia Arequipa.